Hoy viajamos hasta Portugal, país vecino de España, con el que comparte algunas características. El clima, la gastronomía, la cercanía de los habitantes y…los pueblos. Si España cuenta con unos pueblos de bella factura e impacto, Portugal no se queda atrás. Por eso, hoy os vamos a recopilar los pueblos más bonitos de Portugal, los cuales deberías anotar en tu lista de lugares pendientes de visitar, sin duda alguna.
Ericeira: Pueblo de tradición pesquera
Ericeira es un bonito y encantador pueblo pesquero, que se localiza aproximadamente a 10 kilómetros de Mafra, en Lisboa. Este pueblo, tradicional de pescadores, se encuentra protegido por un acantilado y por el precioso y monumental palacio de Mafra, que se encuentra a 8 kilómetros.
La arquitectura de este pueblo se caracteriza por sus raíces marineras, con capillas dedicada a la patrona de los pescadores. Sus azules y blancas casas terminan de darle ese toque marino, que se afianza aún más visitando sus restaurantes, donde podrás disfrutar del mejor marisco de la zona. Se trata de un pueblo con mucho encanto, perfecto para veranear en familia, que se convierte en uno de los pueblos más bonitos de Portugal, además de uno de los pueblos donde mejor se come de toda la zona.
Óbidos: Uno de los pueblos más bonitos de Portugal, marcado por su arquitectura
Este pueblo, a unos 70 kilómetros de Lisboa, es una de las joyas arquitectónicas más preciadas que posee Portugal. Se trata de un lugar que encierra murallas que datan del siglo XV, convirtiéndolo en un precioso pueblo fortificado, con sensación de lugar encantado, con numerosas librerías, casas blancas e impolutas y con una Villa espectacular, en la cuál podrás observar sus hermosos azulejos, que se remontan al siglo XVIII.
Además, este pueblo de unos 3.000 habitantes, esconde un castillo de bella factura, además de rincones fantásticos donde perderte por el medievo portugués. Sus callejuelas adoquinadas, muros de aspecto viejo y de piedra hacen de ese pueblo una delicia, que disfrutar tanto sólo como en compañía.
Este pueblo está declarado Patrimonio Nacional y celebra cada año un mercado medieval que congrega a multitud de turistas y habitantes tanto de este pueblo como de otros. Sin duda, uno de los pueblos más bonitos de Portugal.
Sintra: Indispensable pueblo en tu periplo portugués
Sintra es una villa portuguesa, cercana a Lisboa y declarada Patrimonio de la Humanidad en 1995, escenario de palacios, bellos jardines y multitud de interesantes y antiguas leyendas. Se encuentra situada en mitad de un parque natural, convirtiéndose en un lugar de paso obligado. Visita este pueblo, dedícale tiempo y descubre multitud de rincones con encanto y magia.
Necesitarás tiempo, pues lugares y edificaciones tan espectaculares como el Castillo de los Moros, el Palacio Nacional o el de Monserrate, merecen dedicarle tiempo y tranquilidad. Sólo de esa forma apreciarás su belleza y significado. Su entorno natural y sus calles, hacen que tenga un encanto especial y que se convierta en uno de los pueblos más bonitos de Portugal. Anímate, visita esta maravilla y te enamorarás de todos sus rincones.
Piódão: Pizarra y madera juntas de la mano
En el centro de Portugal, dentro de la sierra de Açor, se encuentra un pueblo especial. Uno de los pueblos más bonitos de Portugal. Una aldea de pizarra que se conserva a las mil maravillas con el paso de los años, con paredes y suelos de color gris y azuladas ventanas de madera.
Este pueblo pertenece al sello de Aldeas Históricas de Portugal, y es uno de los destinos más peculiares que un turista se puede encontrar en su periplo por el país. Se trata de un pueblo de difícil acceso, pero que merece la pena. Sus vistas, paisajes, comida y gente, hacen de este pueblo un indispensable, un lugar perfecto para disfrutar de todo lo bueno que tiene Portugal.
Lajes do Pico: Pueblo ballenero que se ha adaptado al entorno
Uno de los pueblos más bonitos de Portugal y en los cuáles más disfrutarás es, sin duda, Lajes do Pico. Este paraje situado en la isla azoriana de Pico, siempre ha vivido, por así decirlo, del mundo ballenero. Primero mediante la caza y ahora como atractivo turístico, mediante la bella forma en la que saltan.
De espíritu marinero y aventurero, este pueblo marinero se ha mantenido con el paso de los años, mostrándose aún bello y resplandeciente. Sus casas blancas adornan el monumento paisajista que acaba siendo este enclave, que desprende un aire especial, ese algo que busca el turista y que lo acaba enamorando de sus calles, sus gentes, su comida… sin duda, un pueblo especial.